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08.02.2012 - 16:22

Red de Drogas II

Integrantes de distintas organizaciones sociales se reunieron el jueves 18 de agosto en el Segundo Encuentro de Red de Drogas.

Visibilizar la Red

El jueves 18 de agosto, sobre las 15 horas, se llevó acabo el segundo encuentro de Red de Drogas en el Centro Coordinado del Cerro ubicado en Carlos María Ramírez esq. Grecia.
Sentados en ronda, participaron integrantes de la Junta Nacional de Drogas (JND), del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) Región Oeste, del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INJU), de la policlínica de La Teja, de EMAUS de Nuevo París, de División Salud de IM, de Aprendizaje y extensión de la Universidad de la República del Cerro (APEX), docentes del Liceo Nº 22 de La Teja, estudiantes de psicología de la Universidad de la República (Udelar), policía comunitaria de la seccional 19 y por parte del Municipio A, el alcalde Gabriel Otero y la concejala Adriana Rojas.

Tras el planteamiento de cómo promover un espacio de difusión por y para la comunidad, se propuso dialogar sobre posibles estrategias para hacer visible la Red de Drogas a la sociedad, porque, según sostuvo Esperanza Hernández de la JND, “es lo más importante y debemos buscar las vías para darla a conocer y que la comunidad se integre”. En ese marco, los participantes expusieron algunas propuestas para lograr dicho objetivo que sería un gran paso para la red.

Gabriel Larronde, tallerista de EMAUS y profesor del grupo de teatro de jóvenes Creactivos, propuso llevar la obra de teatro “El juicio perdido” (la cual participará en Movida Jóven) que realizan adolescentes de entre 14 y 18 años, como forma de demostrar un drama de la vida cotidiana relacionado con las problemáticas actuales. La obra generaría, según el profesor, un debate e intercambio entre la comunidad, tratando de ubicar los valores que los jóvenes se plantean porque “ellos mismos quieren ser parte del cambio”. En la obra, explicó Larronde, los jóvenes actores desarrollan, a través de la temática de la imputabilidad, un conflicto entre la locura y la cordura, donde se cuestionan: “¿cuántos nos sentimos criminales?”.  “Los gurises siempre me piden para trabajar con estos temas que tienen mucho que ver con la violencia y las drogas. La obra muestra que los jóvenes, los bohemios, músicos y artistas son los locos y los de afuera, los que bombardean el mundo son los cuerdos”, explicó Larronde.
Luego de ser aceptada positivamente la propuesta teatral, la cual se haría en un lugar público, neutral y accesible a todas las zonas del oeste, Silvia, docente del Liceo Nº22, puso al servicio de la Red la radio comunitaria “El puente” FM conducida por los propios estudiantes, y videos que ellos mismos realizan abordando, entre otros temas, la complejidad del consumo de drogas. “Qué mejor que los propios adolescentes para difundir las problemáticas de consumo”, exclamó la docente.

Otero remarcó su apoyo ante estas instancias, “que tienen un excelente marco de gente y un buen nivel de charla”, a la vez que, propuso hacer un encuentro organizado por el propio Municipio para abordar la problemática del consumo de drogas.
En este sentido, se dio paso al segundo tema tratado en el encuentro y el que más debate presentó: la gente en situación de calle y por lo tanto más vulnerable al consumo. Rojas hizo referencia al refugio del Mercado Victoria, inaugurado hace poco más de un mes por el Mides, al tiempo que informó que dicho refugio se mudará (en tiempo aún no definido) al CECUVI -ex fábrica de vidrios-, ubicada en Real y Mármol (La Teja), por las diversas problemáticas que ha generado. “No era el lugar adecuado” resaltó la concejala, no sólo porque el Mercado Victoria perdió sus actividades culturales y deportivas, sino que los usuarios del refugio, luego de cerrado el mismo, se quedan allí ocupando el espacio público que normalmente es usado por niños. “Tenemos que apuntar a políticas para solucionar estos problemas”, sostuvo Rojas, al tiempo que Esperanza planteó, también, la urgente búsqueda de soluciones “para que esta gente no quede en el refugio durante el día”.
Según fuentes policiales han aumentado las rapiñas en la zona y todos los hombres que asisten al refugio, que son aproximadamente 70, poseen antecedentes penales.

Mary Ponce, coordinadora del Mides de Región Oeste, reflexionó: “Ningún refugio es una solución, es simplemente algo circunstancial para salvar la noche”, y aclaró que para ingresar en los mismos, sólo se puede hacer por Puerta de Entrada (Convención 1572 entre Paysandú y Cerro Largo). La contrariedad es que ninguno de los hombres que asisten al refugio del Mercado Victoria pasó previamente por allí. Encontrar una política diurna para la gente en situación de calle fue una propuesta entre tantas que los integrantes debatieron. Personal de Policía Comunitaria, que tiene contacto cercano con las personas que asisten al refugio, señaló una oferta surgida por los propios indigentes y consumidores: “Si ellos tuvieran un lugar físico, alejado de la urbanidad, como ser una chacra donde empezaran de la nada a construir por ejemplo una barraca, proveerse de lo que ellos mismos plantan y hacer material -porque todos le pegan a la cuchara-, con eso devolverían a la sociedad la mitad de los daños que han hecho consumiendo. Todos los hombres en situación de calle y consumidores de alguna sustancia, contestan que si están ocupados en alguna tarea no consumen”. El problema es dónde generar ese espacio.
La temática del refugio extendió la reunión más de lo esperado pero finalmente se reflexionó sobre la función que cumple la red como actor social. Sin llegar a un hecho concreto, todos demostraron un mutuo acuerdo en intentar no reproducir la exclusión y la  violencia dentro de la misma situación, no colaborar con la estigmatización en busca de una solución. En este sentido, algunos integrantes cuestionaban: ¿Cuál es el valor fundamental de la visibilidad del trabajo en red, de diferentes actores, con diversas lógicas? La red debe y tiene, según algunos participantes, discutir cuál es la acción necesaria, cuál es el lugar donde debemos actuar para un mejor acercamiento posible por parte de la gente, adónde se debe trabajar, qué se debe propiciar y lo más importante es que la red debe valorizar positivamente lo que se está logrando, como lo es el hecho de brindar un espacio de trabajo colectivo porque la visibilidad de los trabajos en red genera circuitos de solidaridad y rompen con los circuitos de exclusión, y es muy positivo que el propio Municipio esté dispuesto a abrirse y generar un cambio.

Virginia Martínez