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11.04.2014 - 13:38

Ser Emauseano

Para conocer más sobre Emaus una asociación civil histórica del oeste conversamos con Valentina Ceol, presidenta de la Comisión Directiva de Emaús.

Emaús es una asociación sin fines de lucro que fue fundada en Francia por Abbè Pierre en 1949. Su principal objetivo era aplacar la situación en la que se encontraba parte de la población luego de la 2ª Guerra Mundial. Es así que se gestó un movimiento solidario que congrega actualmente 350 grupos en 36 países de África, Asia, América y Europa. En nuestro país, fue fundado por el Padre Atanasio Sierra en 1954 y funciona con dos modalidades: trapería, reparación y venta de artículos; y un área social que trabaja con adolescentes de la zona. Para conocer más sobre esta asociación civil histórica del oeste conversamos con Valentina Ceol, presidenta de la Comisión Directiva de Emaús.

¿Cómo fueron los orígenes en nuestro país?

El Padre Sierra trabajaba en la zona junto a un grupo de eclesiásticos de jóvenes, en este lugar se compraban huesos, vidrios y envases de plástico con los carritos de la zona. La idea era trabajar con esas personas para darles mejor precio, para que no se les robara en la balanza y hacer toda la otra movida social. Uno de los fundamentos es no cortar solamente el problema en lo inmediato, sino buscar las raíces y que esos problemas se solucionen. Por eso esta zona, porque en esa época había mucha recolección. Entonces surgió la idea de que jóvenes de la iglesia vinieran a trabajar. Hoy por hoy el movimiento no tiene una postura religiosa.

¿Qué otros locales de Emaús hay en nuestro país?

Está el Grupo Aportes en Brandzen 2064 esquina Martín C. Martínez y otro en la ciudad de Maldonado. Esos son los grupos oficiales, después hay otros grupos, que no están reconocidos.

¿Qué es Emaús y qué servicios brinda?

Emaús es un movimiento, estamos en continuo movimiento, tenemos dos áreas: la trapería y la social. El área de trapería, es donde recibimos las donaciones, las clasificamos, mejoramos y después las ponemos a la venta. Con esa venta y con un convenio con el INAU es que mantenemos los talleres de la parte social y los sueldos de los compañeros.
Dentro del área social tenemos los talleres de los jóvenes y un compañero que va a la cárcel de mujeres de Canelones. La idea es que la cabeza trabaje, se inserten en la sociedad y que el ocio no les gane, ya sea a los jóvenes o a la gente que está presa de libertad. En la cárcel tenemos talleres de reciclado, murga y costura.
También tenemos una comisión de “apoyo solidario”, cuando hay algún impacto social, algún incendio o alguna inundación, ayudamos con ropa y muebles en el primer impacto; pero después tratamos de organizar a la sociedad, para ello trabajamos mucho en red.

¿Cómo llegan los adolescentes a los talleres?

Esto es de larga data, cuando se inició íbamos a los barrios 19 de Abril, Cadorna, El Municipal 22. Hoy por hoy ya se sabe cómo trabajan los talleres de Emaús, tenemos una lista de inscripción en noviembre y los cursos de verano comienzan en febrero. No es selectiva la parte educativa, buscamos que después el alumno se reinserte en la educación formal, que termine la escuela si no lo hizo, que retome el liceo o la UTU. Si bien nuestros programas son de la UTU, nosotros no damos una educación formal.

Sus talleres comenzaron en 1992 con grupos de aprendizaje en carpintería, peluquería, electricidad y artesanía en cuero, pero actualmente están solo peluquería, reparador de PC y gastronomía, ¿a qué se debe ese cambio?

Los chiquilines muchas veces vienen a pedir cosas que no tenemos. Mecánica por ejemplo, pero no tenemos lugar físico, en carpintería todavía tenemos la maquinaria pero es un taller muy caro para sostener al igual que electricidad. La idea es que los chicos se mantengan, que sean grupos de 15. No quiere decir que después no retomemos esos talleres, pero ahora paramos y estamos probando a ver qué pasa.

¿Cuántos vienen hoy en día?

Son 73, algunos más de lo que nos pide el convenio con INAU. Más o menos 15 por taller, gastronomía y peluquería tienen dos módulos. Es por un lapso de 3 años que vienen, se arma de tal manera que trabajan con los de primero y cuando avanzan con los de segundo.

Hablame un poco sobre las ventas económicas, ¿qué tipo de objetos  reacondicionan?

De todo, electrodomésticos, ropa, bazar. Ahora no tanto, pero en la época de la crisis la gente viajaba, dejaba toda la casa armada y la donaba. Nosotros también hacemos donaciones, no todo es venta. Hacemos un relevamiento, para saber quien pide para hacer negocio y quien por necesidad.

Hacen ventas también en el interior, ¿cómo son?

Se hacen con escuelas, clubes sociales de la zona. Hace tanto tiempo que lo estamos haciendo, que ya tenemos un listado. Por lo general son los sábados, sale el camión desde acá con el chofer y dos compañeros, y se arman en el lugar.

¿Cuántas personas trabajan en Emaús? ¿Son todas remuneradas?

Remunerados somos la comisión directiva, la fiscal y una persona que nos está ayudando en la parte artística del proyecto “Crece desde el pie” que tienen los chiquilines. Después en la planilla de trabajo hay 38 o 39 personas que sí son remuneradas. Están los de la parte de camiones y trapería, la asistente social y el psicólogo como profesionales en los talleres con los chicos. También contamos con una peluquera, un profesor de informática, una profesora de gastronomía, la cocinera y un ayudante de cocina.

Hay alrededor de 38 personas trabajando, ¿Alguno de ellos pasó por los talleres de la parte social?

Sí, tres.

¿Es una política de ustedes o se dio así?

Intentamos que se dé, pero también hay un cupo. Cuando hay un lugar vacante priorizamos, si es un alumno mejor, si es un socio de Emaús también.

¿Un socio en qué sentido?

Las asociaciones civiles tenemos que tener una lista de socios para la asamblea general, algunos son viejos socios que vieron iniciar el movimiento. Los nuevos deben tener el “ok” de la comisión directiva.

¿De qué depende ese “ok”?

De los intereses, de entender que es Emaús. Mucha gente viene y piensa que “soy socio y después puedo...”, ser socio te permite simplemente integrar una comisión directiva o una comisión fiscal. Nada más que eso, no pagas nada, no recibís paga; pero es mucha responsabilidad, porque si te toca como en mi caso ser la presidenta junto con el secretario, somos los representantes legales. Somos los que tenemos que estar al frente.

¿Siguen teniendo el mismo público en el área de ventas que en sus comienzos?

Cambió el público. Influyó un poco en la baja, pero venir a Emaús es algo místico. Nosotros decimos que es el “shopping” de Nuevo París y generalmente venís a comprar algo y te llevás otra cosa. Recibimos una vez por año un contenedor de ropa,  una parte de ahí se dona y otra la mechamos en las ventas también.

Con el resultado de la venta mantienen la organización social y también realizan acciones sociales en la zona ¿qué tipo de acciones?

Donar ropa a una familia, una escuela o una policlínica. La policlínica del barrio 19 de Abril se llama “Abbè Pierre” y estamos en permanente contacto. El año pasado los chiquilines ganaron el “Proyecto Girasoles” con la Intendencia, fuimos con los muchachos y le hicimos la parte eléctrica y albañilería a la policlínica. Hay muchas cosas, puntualmente el año pasado en la escuela de la zona había un niño que necesitaba un par de lentes y no podía levantar el armazón, entonces la comisión le facilitó la plata. Si en la escuela se precisan estufas o ventiladores, nos piden. El día del niño por ejemplo nosotros pusimos afuera de Emaús un escenario, 2 camas elásticas y 2 peloteros. Los alumnos hicieron tortas, nosotros compramos refrescos y golosinas. Eso también fue algo social y se llenó, cuando estábamos limpiando se acercaron algunas mamás y nos ayudaron en agradecimiento. Son esas cosas de ida y vuelta.

Luego de la entrevista, nos invitaron a recorrer Emaús y su parte de ventas. Resultó ser una experiencia interesante. Visitamos el bazar, muebles, electrodomésticos, vestimentas y librería. Y como dijo Valentina “generalmente venís a comprar algo y te llevás otra cosa”, en nuestro caso fuimos a hacer una entrevista y nos llevamos un libro escrito por las reclusas de la Cárcel de Mujeres de Canelones.

Si luego de leer esta nota le pica el “bichito” de la curiosidad, Emaús abre los lunes de 13 a 16 horas; y los miércoles y sábados de 8 a 16 horas. 

/Damián Musso Sosa