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16.03.2013 - 12:36

Reconocimiento militante

Calle Catorce metros en Nuevo París paso a llamarse Gerardo de León

Son las 11 de la mañana y el barrio adormecido comienza a despertarse, ya los trabajadores salieron de sus casas al trabajo y los gurises a la escuela y el liceo, por eso parece que el barrio duerme, pero de a poquito van llegando los vecinos, los gurises de la escuela, y los chiquilines del liceo, es que hoy es un día especial, diferente.
La vieja calle 14 metros paralela a la Avda General Hornos y la segunda Al Norte del cont. Gral. Hornos que empieza en la Avda. Costanera Luis Queirolo Repetto y finaliza en Carlos María de Herrera.  Va a tener por fin el nombre de un vecino del barrio, hace un año la Junta departamental de Montevideo decidió designar con el nombre de Gerardo de León está calle.
Y para los vecinos , niños y jóvenes que hoy disfrutan muchos de los trabajos que realizó Gerardo por el barrio era sin duda una jornada especial.
La base del planteamiento está fundamentada en el arraigo y en el respeto que ha
cosechado este compatriota en esta popular zona de Montevideo, sentimientos que aún hoy
se mantienen entre los vecinos, entre los compañeros y entre las nuevas generaciones que
han sido instruidas sobre la vida de Gerardo de León.
Varios ediles de la Junta Departamental se hicieron presentes aparte de familiares y vecinos de la zona entre los que se destacan los ediles Dari Mendiondo y Jorgue Meroni y  las edilas Rosana Paredes, Cecilia Cairo, y Graciela Villar. Es de destacar la presencia de la Dra. Jaqueline Ubal declarada el año pasado ciudadana ilustre del municipio a y los concejales municipales Adriana Rojas,Lourdes Apostoloff, Miguel Yawornicki y el alcalde Gabriel Otero.
Justamente Otero destacó el trabajo de Gerardo en el barrio, su compromiso sindical y el arraigo que hoy sigue teniendo entre quiénes militaron social y políticamente con el, marcando que esta bueno el reconocimiento que se hacia, ya que los vecinos habían juntado firmas con ese fin.
Por otro lado, la edila Paredes destacó la constancia de De león, lucha de su familia el legado que dejo y la pelea para que el espacio público que está junto a la calle lleve su nombre.
Al finalizar el acto la señora de gerardo de León destacó el trabajo de Gerardo , la familia unida y la pronta llegada de otro nieto, marcando que con su bicicleta Gerardo visitaba fábrica por fábrica y realizaba cientos de asambleas con el fin de organizar a los trabajadores.
La jornada terminó con el descubrimiento de la nomenclatura y un aplauso en honor a un luchador de esos imprescindibles que tanto nombraba Bertolt Brecht
Algunos datos biográficos:

De León nació un 26 de octubre de 1948 en el departamento de Durazno, localidad de Villa del Carmen. Cursó la escuela primaria en ese departamento y el resto de la familia se radicó en Montevideo. Él se queda con sus abuelos y al pasar los años la pasión por la naturaleza y los animales lo van atrapando cada vez más.
Se muda a Montevideo para comenzar sus estudios secundarios; se radica en Nuevo París,
donde vivían sus hermanos y padres. Comienza a concurrir al liceo Bauzá.
Al cumplir 18 años empieza a trabajar durante las vacaciones con su padre en la fábrica
textil La Mundial. Allí comienza a interesarse en la lucha de los trabajadores y en el
movimiento sindical. Se integra al comité sindical de la fábrica y asume un papel protagónico
en la defensa de sus compañeros cuando las relaciones laborales eran demasiado
conflictivas con las patronales textiles. Al mismo tiempo, despliega una activa militancia
política en las fuerzas políticas de izquierda de la época.  Y, como es común en los
trabajadores sindicalizados que desarrollan su actividad más apegados a los territorios
donde está la fábrica o el puesto de trabajo -es también el territorio en el que viven-, también
se interesa y participa en la vida social o comunitaria del barrio.
Así, en el año 1965 se crea el Movimiento Pro Escuela Pública de la zona norte de Nuevo
París, al que se integra. Lo hace también en el movimiento de construcción de viviendas por
ayuda mutua, asociándose a la cooperativa Cotdelam, integrada por trabajadores de la textil
La Mundial. Es así que en febrero de 1976 pasa a vivir en su nueva vivienda, luego de años
de construcción. Por esos años también comienzan a darse una serie de sucesos en su vida personal y familiar que golpean el corazón de Gerardo. Su padre padece un derrame cerebral y su
madre también se pone muy delicada de salud. A su madre la cuida su esposa, pero esta
última fallece en forma intempestiva. Su madre moriría cuadro días después que su
compañera, apenas a cuatro meses de ocupar la casa por la que habían trabajado juntos
durante tanto tiempo. Tenía tan solo 29 años.
Durante la dictadura comienza un proceso de allanamientos a su vivienda en su búsqueda, así que tiene que salir para vivir prácticamente en la  clandestinidad.
Su familia apenas sabe de él por compañeros que esporádicamente podían  hacerle llegar alguna noticia acerca de su estado.
En 1978 vuelve a casarse, y en el mismo año comienza el armado de su propio taller.
Su estado de clandestinidad no le impide visitar fábricas, talleres y compañeros; tampoco le
impide colaborar con ollas populares de las fábricas en conflicto, recolectar firmas para
oponerse a determinadas leyes en materia habitacional, participar en caceroleadas,
etcétera. No se puede hablar de de León sin asociarlo a su bicicleta verde, dicen todos los
vecinos de Nuevo París.
Siguieron las reuniones en casas de familia, las reuniones con “contactos” -entre comillas
en la organización política y sindical, con clandestinos; la preparación del plebiscito del 80,
la preparación del 1º de mayo del 83 o la recolección de firmas acompañando a Fucvam.
Su vida estuvo y está ligada a su gente, a sus vecinos, a su barrio Nuevo París, desde la
avenida Garzón hasta Vittorio Véneto, y desde María Orticoechea hasta Luis Batlle Berres.
También luchó contra la contaminación que la fábrica de portland generaba en el barrio;
organizó un censo barrial que arrojaría datos ciertos de la cantidad de niños en edad
escolar, y luchó por el terreno donde se construiría luego el complejo educativo tiempo
completo Alfredo Traversoni.
Estamos hablando de una etapa muy fermental de la organización barrial, en una zona de
por sí muy organizada y combativa. Nótese que existían en aquel entonces cerca de 150
organizaciones barriales, y Gerardo no era ajeno a casi ninguna de ellas. Allí trabajaban
juntos los vecinos que tenían diferentes filiaciones políticas: blancos, colorados,
independientes, frenteamplistas y también amigos de Gerardo.
La lucha por la escuela del barrio ocupó el mayor de sus tiempos, ya que hubo que
organizar  festivales, el Día de las Túnicas Blancas, buscar y luchar por la obtención del
terreno donde construir el centro educativo, el Movimiento Pro Escuela Pública, así como la
cooperativa de viviendas, el sindicato, el partido político y la Comisión para regularizar el
asentamiento Malvinas, cuyos vecinos están hoy aquí. También hay que mencionar, como
ya lo manifestábamos, su lucha contra la contaminación que la fábrica de portland le
provocaba al barrio, los festivales por la escuela, el desalojo de la Casona, el nombramiento
del director del centro educativo y el comienzo de  las clases en un local del Barrio 22. Y
podríamos seguir enumerando.
Su fervor por tener en el barrio una escuela o un centro de educación hace que, además de
su participación en la Comisión Pro Escuela, se dieran clases de apoyo en su propia casa a
los niños del barrio. A partir de ello, sus hijos se inclinan por la docencia, y dos de ellos se
transforman en maestros; la hija mayor se transforma en docente de Secundaria.
Hoy esos mismos vecinos, que siguen viviendo en el barrio y que hoy están acá, llevan
adelante otro de los proyectos con el que, entre otros, Gerardo soñó poco antes de su
partida: me refiero a la instalación de otra escuela en la zona y de una escuela técnica de
oficios e informática.

Pablo Khalil